Ansiedad vs. Estrés: ¿Cuál es la diferencia y cómo saber cuál estás experimentando?

Tengo malas noticias. Siento decirte que la ansiedad es una parte natural de la existencia humana. Todas las personas sienten un grado moderado de ansiedad en distintos momentos de su vida, ya que es una respuesta adaptativa ante diversas situaciones.

El término ansiedad alude a la combinación de distintas manifestaciones físicas y mentales que no son atribuibles a peligros reales, sino que se manifiestan en forma de crisis o como un estado persistente y difuso, pudiendo llegar al pánico. En algunos casos, también pueden aparecer otros rasgos neuróticos, como síntomas obsesivos o histéricos, aunque sin llegar a dominar el cuadro clínico.

Si bien la ansiedad comparte similitudes con el miedo, la gran diferencia entre ambos es que el miedo surge ante un peligro presente y concreto, mientras que la ansiedad está relacionada con la anticipación de peligros futuros, indefinidos e imprevisibles.

¿Cómo saber si tengo ansiedad?

La angustia es una sensación intensa y paralizante que acompaña a la ansiedad en muchos casos. Se caracteriza por una sensación de opresión, inquietud profunda y malestar físico y emocional. Es visceral, aparece sin previo aviso y puede dar lugar a un sentimiento de desesperación o ahogo, dificultando la capacidad de pensar con claridad o actuar con normalidad.

Mientras que la ansiedad suele estar ligada a la preocupación por el futuro, la angustia se experimenta con una carga emocional abrumadora que afecta al presente. En momentos de angustia intensa, la persona puede sentirse bloqueada, incapaz de reaccionar o con la sensación de haber perdido el control sobre su propio cuerpo y mente.

¿Qué es el estrés?

El estrés ocurre cuando una persona está sometida a una gran presión, se siente frustrada, sobrecargada o se encuentra en situaciones que parecen estar fuera de su control, como problemas laborales, conflictos personales o dificultades económicas.

A diferencia de la ansiedad, el estrés no se considera una emoción en sí misma, sino un proceso adaptativo y de emergencia que es fundamental para la supervivencia. Es decir, el estrés actúa como un desencadenante de emociones que preparan al organismo para reaccionar ante determinadas situaciones.

Un aspecto curioso del estrés es que, aunque generalmente se asocia con experiencias negativas, también puede ser provocado por eventos positivos. Por ejemplo:

  • Estrés negativo: La pérdida de un ser querido, un despido, una enfermedad grave o una situación económica inestable.
  • Estrés positivo: Cambiar de casa, ascender en el trabajo y asumir nuevas responsabilidades, o incluso enamorarse.

¿Cómo diferenciarlos?

Aunque la ansiedad y el estrés comparten algunos síntomas, sus diferencias principales son:

  • Origen: El estrés suele estar ligado a situaciones externas y concretas, mientras que la ansiedad puede aparecer sin una causa aparente.
  • Duración: El estrés es generalmente temporal y desaparece cuando el factor que lo causa se resuelve. La ansiedad, en cambio, puede ser crónica y persistente.
  • Reacción emocional: El estrés genera tensión y desgaste, mientras que la ansiedad provoca una sensación de peligro constante.
  • Sintomatología: Aunque comparten síntomas como nerviosismo y dificultades para dormir, la ansiedad suele implicar pensamientos catastróficos, palpitaciones y sensación de ahogo, mientras que el estrés se manifiesta más en tensión muscular, fatiga y dificultad para concentrarse.

¿Cuándo buscar ayuda?

Tanto la ansiedad como el estrés pueden ser manejados con herramientas adecuadas, como técnicas de relajación, ejercicio y organización del tiempo. Sin embargo, si los síntomas afectan tu calidad de vida, interfieren en tu día a día o persisten en el tiempo, buscar ayuda profesional puede ser clave para recuperar tu bienestar.

En terapia, podemos trabajar en estrategias personalizadas para gestionar estos estados y evitar que se conviertan en un obstáculo para tu salud mental. Si te identificas con lo que hemos descrito, dar el primer paso puede marcar la diferencia.

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